SINOPSIS: Esta película es una unión de varios esfuerzos; grandes, notables: en producción, en dirección, en musicalización y sonido, en actuación (¡vaya, lo mejor de todo!)... en pocas palabras el esfuerzo por sacar al cine colombiano de sus carencias. En ello, ya Carlos Moreno nos ha demostrado su talento: bien lo hizo en Perro come perro o en Escobar el patrón del mal. Sin embargo, los problemas con la historia y el desarrollo de las tramas siguen dando dolores de cabeza. Elementos clichés, incluso en algunos de los personajes, como Pepe Cadena, y, sin faltar, la idea moralizante de que el autor de El cartel de los sapos es "un buen tipo" que ha hecho todo por amor. Más de media hora de la película se va en un par machacantes escenas: el niño y la niña en la piscina, y el protagonista repitiéndose "limpio y luminoso" como si nadie lo hubiera escuchado la primera vez.
Se lamenta que estos minutos no se hubieran dedicado a una mayor cocción de la trama y su desenlace que, por la misma ralentización del inicio, terminaron siendo simples, como el corte de un mal carnicero, pretenciosamente vertiginoso. Un final con cara de "se nos acabó el dinero" hay que acabar esto ya y como sea.